martes, 8 de enero de 2008

Impunidad, maldita impunidad

Impunidad, maldita impunidad

Por Marvin Del Cid
mdelcid@elperiodico.com.gt
La cuenta regresiva para el gobierno de la Gran Alianza Nacional (Gana) ya inició y también el recuento de los daños. Óscar Berger y su equipo de gobierno van a dejar un país sumido en la violencia y la corrupción. Aquellas viejas promesas de combatir esos males, quedaron en eso, en promesas, si ni siquiera han respetado el derecho más elemental: la vida.
El Estado de Guatemala de nuevo otra vez, poco le falta para no ser más de los guatemaltecos sino del crimen organizado y la mafias que operan a su sabor y antojo. La muerte de cinco personas a manos de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), es una muestra, de la impunidad con la que se mueven los enemigos de la democracia. Si los familiares de los asesinados no se hubiesen dado cuenta del secuestro de sus parientes nada hubiera pasado, los ineptos fiscales del Ministerio Público habrían dicho que se trataba de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes o lo más fácil: entre mareros que se pelean el territorio.
Para ajuste de males Berger dijo durante su discurso el pasado 27 de septiembre ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York, que durante su gestión se ha mejorado el respeto a los derechos humanos, sólo por mencionar uno de los que según él es los logros de su gestión, sinceramente señor presidente sus palabras son una burla para los guatemaltecos.
El gobierno del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), fue nefasto para el país y ustedes los que prometieron acabar con la impunidad siguieron casi al pie de la letra las recetas de sus antecesores, sólo les falto un Jueves Negro…
La historia ha quedado escrita. Por su puesto, que aquí tampoco se puede dejar a un lado al fiscal general, Juan Luis Florido y sus séquito que “súper fiscales”, que me hacen recordar los peores años de la guerra, cuando todo quedaba en la impunidad.
Por el bien del país ojalá que los próximos gobernantes hagan bien su trabajo, para conservar y rescatar lo poco que nos va quedando de nuestra frágil democracia.

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