En Guatemala los corruptos utilizan todo tipo de artimañas para ocultar los bienes adquiridos con fondos del Estado y una declaración jurada patrimonial no garantiza transparencia, pero si es fundamental que todos los funcionarios la hagan púbica sin excepción.
Por @marvindelcid
Una declaración patrimonial es
apenas una de las tantas acciones que se requieren para el combate a la
corrupción en nuestro país.
Las declaraciones de probidad
deben ser públicas y todos los ciudadanos debemos tener acceso a ellas sin
mayores restricciones.
En las últimas semanas se ha
generado un debate en torno a la declaración de la vicepresidenta Roxana
Baldetti y del gran número de propiedades que ha adquirido. De a poco han ido
saliendo a luz algunas de sus lujosas casas y vehículos, pero que ella asegura
las ha obtenido a base de su trabajo.
Ya han pasado varios años desde
aquella investigación que realizamos en elPeriódico junto al equipo de
investigación y en la cual dimos a conocer la compra de una casa de playa por
más de Q4.5 millones por parte de Baldetti, tema que aún sigue sin ser
aclarado.
Este año nuevo elPeriódico informa
sobre el crecimiento abrupto que ha tenido el patrimonio de la vicepresidenta,
pero ella se niega a hacer pública su declaración de probidad y las dudas son
cada vez más fuertes.
Para tratar de revertir todas las
críticas Baldetti envió una iniciativa al Congreso en la cual propone cambios a
la ley de probidad, pero eso no es suficiente.
La iniciativa de ley llega
bastante tarde al Congreso de la República, pero por fin llegó.
¿Por qué tarde? Porque fue en el gobierno del
desaparecido Frente Republicano Guatemalteco (FRG) cuando se aprobó la actual
ley de probidad y en la cual se le pudo candado al artículo 21 para que las
declaraciones de probidad no fuesen públicas.
EL FRG y su aplanadora azul junto
a otras agrupaciones como el Partido Unionista hicieron ese cambio casuístico con
el objetivo de proteger a los corruptos de ese Gobierno y a los que les han
seguido (muchos ahora son diputados).
Mientras que en los periodos de
Óscar Berger y Álvaro Colom tampoco se hizo nada para hacer las enmiendas, por
lo tanto, tampoco que vengan a rasgarse las vestiduras.
Este Gobierno y la actual
legislatura también se estaban haciendo los locos. De no ser por las
publicaciones de prensa, no se hubiese entrado a discutir los cambios, pese a que
desde hace mucho tiempo se venían exigiendo.
Era tan evidente que el Gobierno
del Partido Patriota no sacaría a discusión las enmiendas a la ley de Probidad,
ya que marzo de 2013 durante el seguimiento para la implementación de la
Convención Interamericana Contra la Corrupción se estableció “la ley modelo
sobre declaración de intereses, ingresos, activos y pasivos de quienes
desempeñan funciones públicas”.
En esa ocasión el Estado de Guatemala
se comprometió a adoptar medidas legislativas para modificar la ley de Probidad.
Pese a ello, ya había pasado
varios meses desde lo anterior y aquí en Guatemala no se hacía nada al
respecto, eso queda completamente claro.
De no ser por los señalamientos
en contra de Baldetti, este gobierno hubiese hecho lo mismo que el de Berger y
Colom, es decir, nada.
Pero la sola presentación de la
iniciativa no es suficiente ahora falta la voluntad política de los diputados
oficiales y del resto de partido sobre todo del LIDER que tanto se ha quejado
de la corrupción. Esas enmiendas son urgentes y necesarias.
Aquí no sólo tienen que rendir
cuentas los funcionarios del Ejecutivo y del Legislativo, aquí deben rendir
cuentas todos los funcionarios y empleados públicos que tenga que entregar
declaración de probidad.
Hay gente que pasa desapercibida
en instituciones como la Universidad de San Carlos, Banco de Guatemala,
Instituto de Electrificación, ministerios y secretarias por citar algunas. Eso
no lo podemos seguir permitiendo.
En la propuesta que hace el
Ejecutivo de cambios a la ley sobre la Declaración Jurada Patrimonial en el
artículo 6 habla de los sujetos obligados así no pueden decir a mi “no me
corresponde entregar declaración de probidad”.
Esperamos que la propuesta no se
vaya a engavetar a Congreso y que por fin después de 11 años se hagan cambios a
una normativa que a todas luces tal y como está ahora fomenta la impunidad.
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